Comenzando con algo de contexto sobre las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) en Nuevo León.
No es ningún secreto que juegan un rol crítico en el desarrollo económico de Nuevo León, pues representan el 97.5% del total de las empresas y aportan la mayor parte del empleo. De todas las unidades económicas en el estado, el 42.4% tienen menos de cinco años de antigüedad, aportando el 18.6% del empleo pero sólo el 9.5% del ingreso total de todas las empresas. La poca edad de las empresas recalca la necesidad que tienen las PYMEs de crecer, y lo crucial que resulta que puedan cruzar la barrera de los cinco años. Según estudios sobre la mortandad de las empresas en México, el 22% de las microempresas –empresas de 1-10 empleados –desvanecen después de tres años; cifra ligeramente mayor al 20% observado en Chile, país que tiene un entorno económico similar a México. (INEGI, 2014)
Por otro lado, según Ildefonso Guajardo, titular de la Secretaria de Economía, las empresas grandes son 6.3 veces más productivas que las microempresas, mientras que las empresas medianas son 1.7 veces más productivas, acentuando la baja competitividad de las micro y pequeñas empresas. Esta estadística está relacionada por datos del Banco de México, donde se indica que el 94% de los créditos que piden las micro y pequeñas empresas son para capital de trabajo, y sólo el 5% va dirigido a algún tipo de inversión. Las medianas y grandes empresas, por su parte, destinan más del 10% del crédito a proyectos de inversión.
En cuanto a las limitaciones de las micro, pequeñas y medianas empresas al día de hoy, actualmente se ha progresado en mejorar las condiciones para crear nuevas empresas, sin embargo, el reto actual está en establecer condiciones que hagan crecer a las PYMEs, o cómo hacer que las empresas crucen la barrera de los 5 años y crezcan para convertirse en medianas o grandes empresas. De acuerdo a diversos estudios, parte de los problemas por los que las PYMEs no logran crecer son causados por aspectos internos a la empresa, y que podrían solucionar ellos mismas. Por ejemplo, algunos de los puntos mencionados como los “errores más comunes del empresario PYME” son: ausencia de una cultura empresarial, falta de un análisis estratégico, mala administración, incompetencia personal, creerse todólogo, mala previsión financiera, adquirir deuda sin previsión, ausencia de controles, y falta de planeación. (CONDUSEF, 2013)
En caso de que exista una inversión o crédito hacia una PYME, la falta de organización y formalización en la empresa dificulta que los recursos sean invertidos de la forma más apropiada. Además, la ausencia de controles dificulta el seguimiento de la inversión, provocando que varios de los fondos o préstamos sean mal invertidos o desperdiciados en proyectos con poca viabilidad. La inversión en proyectos sin viabilidad técnica o financiera no sólo son recursos mal aprovechados o desperdiciados, si no también tiene su efecto distorsionando mercados, afectando a competidores y consumidores.
Fuera del ámbito interno de la empresa existe un punto externo que también dificulta el crecimiento de las PYMEs: a pesar de ser las principales fuentes de trabajo y motores de innovación, las PYMEs batallan mucho para conseguir financiamiento o apoyos necesarios para su desarrollo. Históricamente, la principal fuente de financiamiento de estas empresas se ha basado en el ahorro propio de la empresa o en préstamos institucionales, sin embargo, se sabe que el acceso a financiamiento para las PYMEs – aunque ha mejorado sustancialmente reciéntemente – sigue siendo muy limitado en comparación de otros países.
De hecho, según el Censo Económico 2014, solamente el 37.6% de las fuentes de financiamiento para las micro empresas proviene de bancos, mientras que el resto (62.4%), proviene de otras fuentes, como familiares, proveedores, entre otros (Banxico, 2015).
No obstante, la ineficiencia del mercado y los altos costos de transacción para las PYMEs no sólo son resultado de las altas tasas de interés y/o de la poca facilidad de acceso a los productos de las instituciones financieras, si no también se debe analizar la información asimétrica entre posibles inversionistas o prestamistas, y las PYMEs. Al no existir una fuente de información o una base de datos apropiada donde se pueda encontrar más información sobre las PYMEs, los inversionistas no tienen un punto de referencia para comparar sus inversiones y, por ende, existe poco incentivo para crear una relación entre ellos.
A pesar de la posibilidad de obtener rendimientos atractivos al invertir en proyectos de crecimiento de PYMEs, la iniciativa privada se ve más atraída a otras opciones de inversión por el simple hecho de tener más información disponible. Esta información asimétrica – o la poca información disponible sobre las PYMEs –es también una posible causa de la priorización de la banca comercial de prestar a gobiernos o grandes empresas que, a diferencia de las PYMES, están obligadas a publicar su información financiera. Esta deficiencia de información es parcialmente causada por la falta de cultura empresarial antes mencionada, así como por falta de una organización capaz de crear la infraestructura adecuada para albergar dicha información.
Por otro lado, las PYMEs también carecen de fuentes de información y opciones de capacitación que les permitan conocer sobre otras posibles fuentes de financiamiento. Esta falta de información es en parte causada por la falta de capacitación en gestión empresarial de los empresarios antes mencionados, pero por otro lado también existe muy poco acceso a información sobre otros mercados de financiamiento, tanto de capital como de deuda. Los empresarios tienen poca idea sobre la oferta de programas gubernamentales o privados que promueven el crecimiento de las empresas pequeñas y medianas. Esto, sumado a la falta de capacitación de estos empresarios, provoca una intimidación de los empresarios PYME hacia los programas o iniciativas de apoyo disponibles.
Dada la importancia de las PYMEs en Nuevo León, es esencial que las partes interesadas sumen esfuerzos para desarrollar nuevas herramientas o mecanismos para apoyarlas en su crecimiento. Sin restarle importancia a las políticas actuales que promueven la creación de nuevas empresas, creo que debe haber mayor énfasis en la creación de iniciativas que ayuden al crecimiento de las empresas. Las limitantes que observamos se centran en la falta de organización de las empresas e instituciones, así como en la falta de infraestructura que permita una mayor transparencia y facilite la inversión en las PYMEs. Estas restricciones no se concentran tanto en la falta de recursos por parte del estado, y creemos que todavía hay mucha área de oportunidad para crear un ambiente propicio para incentivar estas inversiones sin la necesidad de inyectar recursos públicos.
Finalmente, considerando que estas limitaciones son tanto internas como externas a las empresas, en Medusa Capital proponemos varias soluciones para apoyar el crecimiento a las PYMEs del estado de Nuevo León, orientadas en crear proyectos más sólidos y con mayores posibilidades de éxito para alcanzar la añorada sostenibilidad financiera y operativa en las empresas pequeñas y medianas, pues nos enfocamos tanto en factores internos como en la creación de un mejor mercado financiero propicio para su crecimiento.
– David Gochicoa Saro | gochicoa@medusacapital.mx